domingo, 10 de abril de 2011

10 de abril de 1919 Chinameca

Este hombre les enseñó que la vida no es sólo miedo de sufrir y espera de morir.

A traición tenía que ser. Mintiendo amistad, un oficial del gobierno lo lleva a la trampa.
Mil soldados lo están esperando, mil fusiles lo voltean del caballo.
Después lo traen a Cuautla. Lo muestran boca arriba.
Desde todas las comarcas acuden los campesinos. Varios días dura el silencioso desfile.
Al llegar ante el cuerpo, se detienen, se quitan el sombrero, miran cuidadosamente y
niegan con la cabeza. Nadie cree: le falta una verruga, le sobra una cicatriz, este traje no
es el suyo, puede ser de cualquiera esta cara hinchada de tanta bala.
Secretan lento los campesinos, desgranando palabras como maíces:
—Dicen que se fue con un compadre para Arabia.
—Que no, que el jefe Zapata no se raja.
—Lo han visto por las cumbres de Quilamula.
—Yo sé que duerme en una cueva del Cerro Prieto.
—Anoche estaba el caballo bebiendo en el río.
Los campesinos de Morelos no creen, ni creerán nunca, que Emiliano Zapata pueda haber cometido la infamia de morirse y dejarlos solitos.

Texto del libro "Memoria del fuego"  de Eduardo Galeano.


miércoles, 9 de marzo de 2011

9 de marzo de 1916

Columbus

América Latina invade los Estados Unidos


Llueve hacia arriba. La gallina muerde al zorro y la liebre fusila al cazador. Por primera y única vez en la historia, soldados mexicanos invaden los Estados Unidos. Con la descuajaringada tropa que le queda, quinientos hombres de los muchos miles que tenía, Pancho Villa atraviesa la frontera y gritando ¡Viva México! asalta a balazos la ciudad de Columbus.

Texto del libro Memoria del fuego, de Eduardo Galeano

miércoles, 2 de marzo de 2011

San Jacinto.

2 de marzo de 1836

San Jacinto

Crece el Mundo Libre


Captura de Santa Anna.

          
Sam Houston ofrece tierra a cuatro centavos el acre. Los batallones de voluntarios norteamericanos afluyen por todos los caminos y vienen buques cargados de armas desde Nueva York y Nueva Orleans.
Ya el cometa había anunciado calamidad sobre los cielos de México. Para nadie fue noticia, porque México vive en estado de perpetua calamidad desde que los asesinos de Hidalgo y de Morelos declararon la independencia para quedarse con ella.
Poco dura la guerra. El general mexicano Santa Anna llega tocando a degüello, y degüella y fusila en El Álamo, pero en San Jacinto pierde cuatrocientos hombres en un cuarto de hora. Santa Anna entrega Texas a cambio de su vida y vuelve a México acompañado por su ejército vencido, su cocinero privado, su espada de siete mil dólares, sus infinitas condecoraciones y su vagón de gallos de riña.
El general Houston celebra su triunfo consagrándose presidente de Texas.
La constitución de Texas asegura al amo el derecho perpetuo sobre sus esclavos, por tratarse de propiedades legítimamente adquiridas. Extender el área de la libertad, había sido el lema de las tropas victoriosas.

Texto del libro “MEMORIA DEL FUEGOde Eduardo Galeano.

lunes, 28 de febrero de 2011

Tuxkahá. Cuauhtémoc

28 de febrero de 1525

Tuxkahá. Cuauhtémoc


De la rama de una antigua ceiba se balancea, colgado de los tobillos, el cuerpo del último rey de los aztecas.

Cortés le ha cortado la cabeza.

Había llegado al mundo en cuna rodeada de escudos y dardos, y estos fueron los primeros ruidos que oyó:

—Tu propia tierra es otra. A otra tierra estás prometido. Tu verdadero lugar es el campo de batalla. Tu oficio es dar de beber al sol con la sangre de tu enemigo y dar de comer a la tierra con el cuerpo de tu enemigo.

Hace veintinueve años, los magos derramaron agua sobre su cabeza y pronunciaron palabras rituales:

— ¿En qué lugar te escondes, desgracia? ¿En qué miembro te ocultas? ¡Apártate de este niño!
Lo llamaron Cuauhtémoc, águila que cae. Su padre había extendido el imperio de mar a mar. Cuando el príncipe llegó al trono, ya los invasores habían venido y vencido. Cuauhtémoc se alzó y resistió. Fue el jefe de los bravos. Cuatro años después de la derrota de Tenochtitlán, todavía resuenan, desde el fondo de la selva, los cantares que claman por la vuelta del guerrero.

¿Quién hamaca ahora su cuerpo mutilado? ¿El viento o la ceiba? ¿No es la ceiba quien lo mece, desde su vasta copa? ¿No acepta la ceiba esta rama rota, como un brazo más de los mil que nacen de su tronco majestuoso? ¿Le brotarán flores rojas?

La vida sigue. La vida y la muerte siguen.
Texto del libro “MEMORIA DEL FUEGOde Eduardo Galeano.